SANS-CULOTTES ("sin calzones"), era el término
despectivo con el cual se les conocía a las clases populares de las
ciudades en Francia que combatieron por la revolución.
Lo integraban artesanos, obreros, dependientes, cuyas prendas de vestir
eran un tanto desaliñadas: eran las clases trabajadoras y los que más
padecían la crisis económica en Francia y abusos de la tiranía del rey.
Su participación fue decisiva en el asalto a la prisión de la Bastilla
(1789) y en la lucha contra los invasores austriacos y prusianos (1792) a
los cuales derrotaron. Presionaron a los Jacobinos para la ejecución de
Luis XVI y fueron el soporte de este gobierno revolucionario
(1793-1794). Derrotados los Jacobinos por los burgueses girondinos, los
SANS-CULOTTES se enfrentaron solos a la burguesía, movilizándose contra
el hambre y la miseria. Muchas mujeres iban adelante exigiendo pan para
el pueblo. Su momento de gloria fue la "rebelión de Pradial" (1795) en
donde combatieron cuerpo a cuerpo contra las fuerzas represivas del
Directorio, que representaban a la gran burguesía. Siendo aplastados,
los SANS-CULOTTES fueron desarticulados; sin embargo, ya se habían
ganado un lugar en el corazón del pueblo revolucionario de toda Europa.
La mujer partícipe en la revolución francesa |
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