martes, 2 de febrero de 2016

LA DERECHA Y LAS ELECCIONES 2016 EN EL PERÚ




La situación política de nuestro país está marcada fundamentalmente por la coyuntura electoral, en donde existen nada menos que 19 candidaturas presidenciales y listas congresales con grandes muestras de transfuguismo y oportunismo político. Una cantidad desproporcionada que de por sí demuestra que la política se ha convertido en el Perú, en estos años de  neoliberalismo, en un buen negocio para los que tienen el poder.

Sin embargo, de estos candidatos sólo 5 o 6 tienen opciones de alcanzar la presidencia de la república. Entre ellos Keiko Fujimori, Julio Guzmán, Acuña, Kukcinszy y García. El resto no asoma en las encuestas. Pues bien, de estos candidatos, ¿qué podemos decir? Que simple y llanamente REPRESENTAN MÁS DE LO MISMO. La defensa del orden establecido, el mantenimiento del modelo neoliberal, el entreguismo a las grandes empresas, negación de derechos laborales y la criminalización de la protesta social. Ninguno de ellos tiene una posición de defensa de las mayorías, del pueblo peruano. Son candidatos de DERECHA.

Las consecuencias de la crisis mundial capitalista repercuten en el Perú. Ya se están viendo los efectos. El alza del costo de vida es palpable, la inflación aumenta, la criminalidad golpea a todos, y el desempleo y subempleo marca la pauta de la situación de los sectores populares en los últimos 25 años. Estos y no tanto el tema de “corrupción” son los más álgidos del país. Al fin y al cabo la corrupción no es sino expresión de la crisis del sistema. Frente a esto, ¿hay alguna propuesta de la derecha para revertir esta situación? No se escucha, no se siente. La campaña electoral es un enfrentamiento mediático, más entre caudillos y denuncias, que entre propuestas políticas y económicas consistentes para modificar esa situación. POR LO VISTO A LA DERECHA NO LE IMPORTA ESTA SITUACIÓN: SU ÚNICO INTERÉS ES GARANTIZAR EL MANTENIMIENTO DE ESTE ORDEN NEOLIBERAL CAPITALISTA: CÓMO REIMPULSAR LA ECONOMÍA AUMENTANDO LAS GANANCIAS DE LOS CAPITALISTAS Y ATENTANDO CONTRA LOS DERECHOS DEL POBRE. Esa es la razón por la cual se sienten seguros y arrogantes.

Sus principales candidatos son un real ejemplo de lo que es la burguesía en este país, una clase social mediocre sin perspectiva de desarrollar la nación, enfeudada a los intereses de las trasnacionales. Clase sólo interesada en mantener sus negocios y los del gran capital internacional, conjurar cualquier asomo de protesta u oposición al sistema, y aplicando represión y asistencialismo a la población. Basta con ver un perfil rápido de estos candidatos para certificar lo afirmado.

Keiko Fujimori, la hija del ladrón y asesino ex presidente Alberto Fujimori, es la candidata preferida de los grandes burgueses en el país, su movimiento representa lo más reaccionario del espectro político de la derecha: el fujimorismo. Basado en el fortalecimiento absoluto del ejecutivo, el copamiento del Estado por las fuerzas armadas, la gran burguesía, la explotación al pueblo, recorte de derechos laborales, descarnada represión social y políticas asistencialistas. No es sólo el “autoritarismo” como dicen los medios conservadores, sino es la propuesta más antipopular y entreguista.

Por otro lado, Julio Guzmán, tecnócrata, nuevo defensor del imperialismo y muy cercano a la política expansionista israelí, plantea acercar a toda América Latina a Israel, que como es sabido tiene una política abiertamente guerrerista y pro norteamericana. Es el nuevo “gallo de tapada” del imperialismo, producto fabricado en las redes sociales como “juvenil”, “nueva opción”. Un gran farsante.

César Acuña, el “empresario exitoso”, gran burgués, representa a un consorcio de universidades privadas, las cuales han tenido un enriquecimiento enorme en estos más de 20 años de privatización de la educación universitaria. Es el poder del dinero en su máxima expresión. Tiene un ejército de asalariados y clientela dispuestos a hacer lo que sea por su candidato. Su ingreso personal de 4 millones de soles mensuales es una ofensa a la pobreza y desigualdad que existe en este país. Es bien sabido todas las denuncias que tiene por lavado de activos, violación, maltrato a su esposa, plagio de su tesis, falseamiento de sus grados académicos, pero aún así lo mantienen en la campaña electoral con un Jurado de Elecciones sumiso y cuyo presidente es muy cercano a este candidato. Pedro Pablo Kukcinzky, el lobbysta pro norteamericano, viejo representante de los grandes consorcios estadounidenses en el Perú, el entreguismo de nuestras materias primas, está de capa caída debido a su gastada imagen y avanzada edad. Alán García, demagogo, ultraderechista, responsable de grandes masacres (El Frontón, Cayara, Bagua, etc), en el Perú, ahora en alianza con la derecha más conservadora del país, fuertemente vinculado al narcotráfico y sus narco indultos, pretende alcanzar la presidencia por tercera vez, es el candidato que más rechazo genera en la población.

Estos son los principales candidatos de la burguesía. Saquen ustedes sus conclusiones. El destino del Perú en los siguientes cinco años es muy incierto y preocupante. El sistema está en crisis, hay pocas señales de recuperación, y cualquiera de estos que llegue al gobierno no hará sino ahondar más la crisis, intensificará la criminalización de la protesta social, y las condiciones para un gran estallido popular serán cada vez más inminentes. Como van las cosas, sólo queda aguardar que esto último se produzca porque al parecer es la única alternativa ante tanta injusticia y desigualdad existente en el Perú.


sábado, 5 de julio de 2014

EL PLAN MARSHALL Y LA DOMINACIÓN ECONÓMICA DE EUROPA POR LOS EEUU



Se había iniciado la llamada guerra fría (1945-1991) en donde los EEUU y la URSS pugnaran por la defensa y expansión de sus sistemas económicos y políticos: el capitalismo y el socialismo respectivamente. Las potencias occidentales de Europa están devastadas por las secuelas de la segunda guerra mundial. La política norteamericana en el marco de la guerra fría será conformar un bloque firme de países europeos contra el avance del socialismo y para ello deberá contribuir a reimpulsar sus economías golpeadas por la guerra, así como hacer de Europa un gran mercado de consumo de los productos norteamericanos. En función a ello el Secretario de Estado norteamericano George Marshall, en junio de 1947, diseñará un plan de reconstrucción económica para ser aplicada en Europa: el llamado Plan Marshall.

¿En qué consistió el Plan Marshall? ¿Qué objetivos perseguía? El Plan Marshall o Programa de Reconstrucción Europea, fue un programa económico de ayuda para la reconstrucción de Europa luego de la segunda guerra mundial. Recordemos que potencias imperialistas como Inglaterra, Alemania, Francia, etc.; quedaron en ruinas tras la guerra. Y de esto se pretendía aprovechar EEUU. Este plan norteamericano buscó servir al reimpulso del capitalismo en los principales países europeos y evitar el avance del movimiento socialista en los países afectados por la guerra y neutralizar la política del socialismo soviético. Fueron 16 los países europeos inscritos en dicho plan quienes en la Conferencia de París acordaron ser parte de ello. El plan Marshall fue aprobado por el congreso norteamericano y comenzó a enviar dinero a Europa entre 1948 a 1952. Se desembolsaron cerca de 13 mil millones de dólares en este plan que fueron otorgados a manera de créditos y donaciones. Los principales países beneficiados fueron Gran Bretaña, Francia, Alemania Federal e Italia. Para la administración de dicho programa se creó en Europa la OECE (Organización Europea de Cooperación Económica). La URSS y las democracias populares de Europa del este no participaron de este programa por considerarlo un condicionamiento económico con la clara intención de sujeción a los dictámenes de la Casa Blanca. Con esta “ayuda económica” para Europa, el imperialismo norteamericano se consolidó como la superpotencia hegemónica y atrajo a su órbita a Europa occidental. 

El plan Marshall fue una tenaza que permitió a los EEUU convertir a los países de Europa occidental en dependientes de esta superpotencia, fortalecer la llamada democracia que no es otra cosa que la democracia burguesa y contener el avance de los comunistas en el viejo continente. Su aplicación permitió la recuperación de las principales potencias imperialistas de Europa y sentó las bases para la integración económica europea convirtiéndose en una fuerte barrera contra el movimiento comunista dirigido por la Unión Soviética.

jueves, 26 de junio de 2014

LA ALIANZA ENTRE LOS FRANCOS Y LA IGLESIA CATÓLICA



Tras el término del imperio romano de occidente y la descomposición del sistema esclavista, los pueblos germanos, conocidos como bárbaros se asientan en los territorios que fueron parte del imperio. Uno de estos pueblos, el franco, se convirtió al cristianismo bajo el rey Clodoveo estableciendo la dinastía merovingia. Luego de ello por buen tiempo gobernaron los mayordomos, nobles que asistían a los llamados “Reyes Holgazanes”. Carlos Martel, mayordomo franco, detuvo la expansión árabe en la batalla de Poitiers (732), impidiendo la expansión islámica en toda Europa defendiendo el naciente poder la nobleza feudal. Su hijo Pipino “El Breve”, aconsejado por el papa Zacarías, derrocó al rey holgazán Childerico III y se proclamó rey de los francos, estableciendo la dinastía Carolingia. 

 Ya en el poder, los carolingios establecieron una alianza con la Iglesia Católica luego de derrotar a los lombardos en el norte de Italia que acosaban al papado. Los francos le conceden a la iglesia católica territorios para su administración. De esta manera la iglesia obtiene poder político y jurisdiccional: los ESTADOS PONTIFICIOS en Roma (actual Vaticano). A los reyes francos la iglesia les concedió el "poder espiritual" como una forma de justificar bajo el manto religioso el poder franco. De esta manera los reyes francos serán “reyes bendecidos por Dios". Así la iglesia establece una de sus principales estrategias que le han permitido mantenerse con poder hasta hoy: la alianza con el poder político, con el llamado poder temporal, alianza que le ha servido para proteger sus intereses y los de la clase dominante. 

Unos de los hijos de Pipino, Carlos, es coronado rey (768-814), restablece la unidad de los francos y desenvuelve la expansión militar por gran parte de Europa central. En ese proceso irá centralizando el poder de la nobleza feudal e impulsará la cristianización del continente. Consecuencia de ello será su coronación como emperador en el año 800 por el papa León III, dando forma al IMPERIO CAROLINGIO en Europa Occidental, imperio germánico y católico que pondrá las bases para el desarrollo del feudalismo y la consolidación del poder supremo de la Iglesia durante toda la Edad Media.

miércoles, 25 de junio de 2014

EL TRATADO SALOMÓN-LOZANO: CUANDO EL PERÚ ENTREGÓ TERRITORIO A COLOMBIA

Durante la dictadura de Leguía (1919-1930), gobierno que permitió el ascenso de la gran burguesía al poder, la economía peruana se sujetó más a los dictámenes del imperialismo norteamericano. Los préstamos que el gobierno contrajo con los EEUU y los enclaves económicos, nos ponía en una situación de dependencia casi absoluta, en la cual el capitalismo burocrático, atado a la semifeudalidad y al imperialismo, se estaba desenvolviendo. Es así que en materia política y territorial el Perú también tuvo que ceder a las presiones norteamericanas. Durante este gobierno, el Perú firmará una serie de tratados limítrofes en donde la injerencia estadounidense será notoria. Uno de estos acuerdos fue la firma por el gobierno del TRATADO SALOMÓN-LOZANO (1922), tratado acordado en secreto por los ministros de relaciones exteriores de Perú y Colombia, Alberto Salomón y Fabio Lozano respectivamente, por el cual EL PERÚ LE CEDÍA A COLOMBIA MÁS DE 100 MIL Km2, territorios de la amazonía comprendidos entre los ríos Caquetá y el Putumayo, incluyendo al poblado de Leticia, otorgando a Colombia salida al río Amazonas. A cambio de ello el Perú recibía un pequeño territorio conocido como el triángulo de sucumbios que Ecuador había cedido a Colombia años atrás. Un canje de territorios totalmente desfavorable al Perú.

¿Por qué el gobierno peruano actuó de forma tan entreguista? ¿Cuál era la intención del imperialismo norteamericano en este tratado? Ya la dictadura de Leguía, el oncenio, daba muestras de su sometimiento a norteamérica, principalmente en lo económico. Era de esperar que en lo político también se refleje ese sometimiento. EEUU intervino apurando la ratificación del tratado, realizada por el Congreso peruano en 1927, a fin de callar toda oposición tanto interna como externa, generada por el tratado. ¿Qué buscaba? Una redefinición de los territorios en Sudamérica: compensar territorialmente a Colombia por la separación de Panamá en 1903 y facilitándole la salida al río Amazonas. Introducir un tercer país en el acceso al río Amazonas aparte de Perú y Brasil. Ecuador se pronunció en contra de este tratado acusando a Colombia de traición llegando a romper relaciones diplomáticas. El tratado fue aprobrado por el Congreso peruano en 1927 e inscrito en los registros de la Sociedad de las Naciones al año siguiente. El rechazo de la opinión pública del Perú fue generalizado: el pueblo de Loteto se movilizó contra esta arbitrariedad, los obreros, los estudiantes, la prensa, se mostraron disconformes frente a ello. El gobierno entreguista de Leguía ni se inmutó. 

Posteriormente, en 1932, durante la dictadura militar de Sanchez Cerro, el pueblo de Leticia -ya siendo parte de Colombia- se rebeló expulsando a la guarnición colombiana y exigiendo retornar al Perú, pero ni el gobierno, ni el imperialismo con su Sociedad de las Naciones lo consintieron. Presionaron al gobierno militar de Benavides para que "restablezca el orden" y ratifique el tratado. Así, este tratado, como tantos otros, formó parte de la política entreguista de los gobiernos peruanos al imperialismo norteamericano, atentando así contra nuestra soberanía e integridad territorial. Y se demuestra además que son los imperialistas los que deciden las fronteras de nuestros países sudamericanos.

martes, 24 de junio de 2014

LA REFORMA AGRARIA DE VELASCO


"Campesino el patrón no comerá más de tu pobreza" fue una de las más recordadas frases del presidente Juan Velasco Alvarado (1968-1975) cuando promulgó una de las principales leyes dadas por el gobierno militar en el Perú: la ley N°17716 o ley de Reforma Agraria, un 24 de junio de 1969. Con dicha norma el gobierno militar pasaba a expropiar las tierras de los latifundios y minifundios tanto de la costa como de la sierra. El Estado pasaba a tener el control de dichas tierras y para administrarlas creó empresas asociativas: la CAPS (Cooperativa agrícola de producción social) y la SAIS (Sociedad agraria de interés social) en costa y sierra respectivamente. Así mismo dio indemnizaciones a los latifundistas afectados por la medida e incentivos para invertir en la industria y la banca. Es decir se dio una expropiación de las tierras, un cambio de propietarios. El Estado pretendía así poner fin a un problema que impedía la formación de la nación y mantenía el atraso del Perú: la semifeudalidad, lastre de un pasado colonial que el país tenía. Pero, ¿Lo puso fin realmente? ¿Cómo quedó la situación del campesinado que era explotado y luchaba por recuperar sus tierras?

Recordemos que en la década del 60 se dieron grandes luchas por la tierra del campesinado y habían sido aniquilados los movimientos guerrilleros en el Perú. Así mismo los movimientos socialistas y de liberación estaban en su momento de auge. En la propia América Latina, la revolución cubana abrió una esperanza de emancipación de los pueblos oprimidos por el imperialismo norteamericano. Es en ese contexto en donde se gesta la necesidad de una reforma agraria pero digitada desde el imperialismo y su plan para América Latina: la Alianza para el Progreso (ALPRO), como una forma de modernizar las economías de los países latinoamericanos muchos de ellos atrasados por mantener viejas estructuras feudales en el campo. Así mismo la reforma agraria lo veían para evitar más levantamientos o posibles insurrecciones populares. El golpe militar y la dictadura de Velasco y Morales Bermúdez, fue precisamente para impedir más levantamientos populares y controlar sus organizaciones. 

Con esta ley el campesinado pasaba a formar parte de las empresas asociativas, a ser un trabajador más y por tanto responsable de la administración de la empresa bajo dirección del Estado. No es que la tierra era entregada libremente al campesino, sino que el campesino trabajaba la tierra que era del Estado. En aras de impulsar la industrialización -muy pregonada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en aquellos tiempos- la política estatista y corporativa de Velasco buscaba generar mercado de consumo en el campo sin romper con los lazos del dominio imperialista en el Perú ni con los terratenientes, en pocas palabras introducir el capitalismo burocrático en el campo sin liquidar el problema de la semifeudalidad, mantenerla bajo nuevas formas pero conservando su esencia: latifundio y servidumbre. El Estado se convertía en una especie de gran terrateniente. Una situación asfixiante para un campesinado cada vez más explotado. Ello generó innumerables levantamientos masivos de campesinos contra esta politica en los años setenta y dio mayor base para una guerra agraria como estallará en los ochenta. 

Así vemos que la llamada "reforma agraria" de 1969 no fue tal, no se entregó la tierra como corresponde al campesino, sólo sirvió a evolucionar la semifeudalidad, y fracasó ahondando la pobreza y agudizando las contradicciones en el campo. Las empresas asociativas colapsaron, no produjeron lo esperado, y ya en los ochenta los gobiernos de turno fueron limitando su contenido, la guerrilla hacía lo propio destruyéndolas, hasta que el gobierno de Fujimori a inicios de los noventa, dio por liquidada esta ley impulsando la compra y venta de tierras a manos de capitales privados. ¿Qué lección nos deja esto?, que una verdadera reforma agraria, reforma democrática, se da cuando es el propio campesino quien lo lleva a cabo, como ocurrió en Rusia y China, confiscando las tierras y repartiéndolas entre los mismos campesinos bajo el principio emblemático de lo que debe ser una verdadera reforma agraria: "tierra para quien la trabaja".